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Kate Morrissey

Inmigrantes con condiciones severas de salud mental denuncian maltrato por parte de una psicóloga en centro de detención

SAN DIEGO— Los grupos de defensa le piden al estado de California que le retire la licencia para ejercer a una psicóloga, después de que una docena de personas detenidas por motivos de inmigración en el Centro de Detención Otay Mesa se quejaran de que la doctora los maltrataba, algo que provocaba el deterioro de su salud mental.

En una copia de una queja obtenida por San Diego Union-Tribune, presentada ante la Junta de Psicología de California el martes, 12 hombres dijeron que la doctora Hyrsso Fernbach les habló de manera odiosa y burlona, desestimó sus preocupaciones y los acusó de inventar síntomas.

Varias de las personas nombradas en la queja contemplaron o intentaron suicidarse después de intentar recibir tratamiento de Fernbach, de acuerdo con el documento.

Algunos de los hombres dijeron que solicitaron ver a otra persona para su atención de salud mental, pero que se les dijo que Fernbach era la única psicóloga en el centro de detención.

Antes de trabajar en el centro, Fernbach fue acusada de demostrar hostilidad hacia los pacientes durante la corte marcial de un sargento del Ejército (quien disparó y mató a varios miembros del servicio en Irak en 2009), días después de haberla visto por las condiciones de salud mental que padecía.

El doctor Jim Recht, psiquiatra de la facultad de medicina de Harvard (HMS), que revisó el historial médico de un hombre del Centro de Detención Otay Mesa, incluidas las notas clínicas de Fernbach, calificó la atención que recibió de "escandalosamente inadecuada".

"Las consecuencias de este tipo de atención profesional deficiente pueden ser graves y peligrosas", dijo Recht.

El Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), la agencia responsable de la detención de inmigrantes, no respondió a una solicitud de comentarios.

CoreCivic, la empresa penitenciaria privada a cargo del Centro de Detención Otay Mesa, ha sido responsable de la atención médica en la instalación desde septiembre de 2020. Ryan Gustin, portavoz de CoreCivic, dijo que la instalación cuenta con un psiquiatra, una psicóloga, una enfermera registrada en salud mental y un especialista en salud mental.

"Sería totalmente inexacto afirmar o insinuar que nuestra psicóloga es al única profesional de la salud mental en OMDC que trabaja para atender las necesidades de salud mental de los que están bajo nuestro cuidado", dijo Gustin.

Gustin dijo que CoreCivic no ha encontrado ningún problema con el enfoque o la documentación de Fernbach. "Tenemos la máxima seguridad de que la doctora Fernbach está proporcionando atención de salud mental de alta calidad", Gustin dijo.

Los mensajes enviados a un número de teléfono celular que se cree que pertenece a Fernbach no fueron devueltos.

La Junta de Psicología de California dijo que no hay acciones disciplinarias previas contra ella. La junta no respondió a las preguntas acerca de si ha recibido quejas anteriores sobre Fernbach.

La queja —firmada por nueve organizaciones, entre ellas SOLACE (Souls Offering Loving And Compassionate Ears) y Freedom for Immigrants (FFI)— señala que no es la primera vez que alguien le comunica a ICE y a CoreCivic su preocupación por el trato que Fernbach le da a sus pacientes.

Tres de las organizaciones —SOLACE, Civil Rights Education and Enforcement Center (CREEC) y FFI— presentaron sendas quejas en 2021 ante la Oficina de Derechos Civiles y Libertades Civiles del Departamento de Seguridad Nacional (DHS), en nombre de las personas retenidas en el Centro de Detención Otay Mesa que acudían a Fernbach por afecciones como esquizofrenia, TEPT, ansiedad y depresión.

El Centro de Detención Otay Mesa retiene a personas bajo custodia de inmigración mientras esperan sus casos judiciales si ICE decide que existe riesgo de fuga o que son peligrosos.

Algunos de los que se encuentran en el centro son solicitantes de asilo que llegaron a la frontera para pedir protección. Otros son inmigrantes indocumentados que intentan permanecer en el país. Otros tienen tarjeta verde y luchan por conservarlas después de haber sido condenados por delitos.

Entre ellos, los síntomas de trauma son comunes, especialmente para los solicitantes de asilo. Menos comunes, pero aún presentes, son los diagnósticos más graves, como la esquizofrenia.

Al igual que ocurre con otros problemas médicos, las personas detenidas en el centro pueden apuntarse a la lista de enfermos para ser atendidos por el personal médico del centro de detención.

Pero en Otay Mesa, según los hombres de la denuncia, apuntarse a la atención de salud mental significaba ver a una psicóloga que ignoraba las pruebas de sus síntomas y los acusaba de fingir sus afecciones para obtener un mejor tratamiento en el tribunal.

La primera vez que Junior Jerome le contó a alguien acerca de las voces que había escuchado en su cabeza durante décadas, estaba bajo custodia en el Centro de Detención Otay Mesa.

Nacido en las Bahamas de padres haitianos, había llegado a Estados Unidos de niño. Sus padres estaban ocupados con el trabajo, y las conversaciones relacionadas con salud mental no eran normales ni cómodas en su cultura.

"No tenía a nadie con quien hablar de mis problemas de salud mental", recuerda Jerome. "La voz me decía que nadie me quería. Siento que nadie me quería. No sabía qué hacer".

Pasó la mayor parte de su vida sufriendo en silencio, consumiendo alcohol y drogas para intentar calmar la intensidad de sus síntomas.

Así fue como acabó en la cárcel: luego de declararse culpable de un cargo de conspiración de poseer —con intención de distribuir— cocaína, lo que le hizo correr el riesgo de perder su tarjeta verde.

Su abogada, Lillian Boctor, quien anteriormente se especializaba en casos de inmigración para detenidos con graves problemas de salud mental, le preguntó durante una visita si oía voces. Sí, le dijo.

Ella le sugirió que intentara buscar ayuda, y finalmente se encontró con Fernbach.

"Me dijo que no me pasaba nada. Lo único que me preguntó fue cuándo era mi próxima cita en el juzgado", recordó Jerome. "Me dijo personalmente que no me iba a dar ninguna medicina para salud mental".

Las notas de Fernbach de esa visita en febrero de 2021, obtenidas por Union-Tribune, no mencionan la preocupación de Jerome al oír voces. Ella escribió que él "tiene dificultad con el sueño". También señaló que él dijo que tenía un historial de problemas de salud mental, pero ella descartó eso, escribiendo que, cuando pasó por la admisión, no informó de ninguna historia.

Aunque Fernbach, como psicóloga, no podría haber recetado la medicación que Jerome requería, sí podría haberlo remitido a un psiquiatra, quien habría determinado qué medicamentos, de ser necesario, había que darle.

En una cita de marzo, Jerome le habló a Fernbach de las pesadillas que lo despertaban con frecuencia.

Fernbach también ignoró esa preocupación.

"Sus descripciones son vagas y no se ajustan a una presentación y patrón esperados en una pesadilla real", escribió después de su visita.

Eso, dijo Recht luego de revisar el expediente de Jerome, fue un error clínico.

"Se trata de un error intencionado de la psicóloga o de un error basado en la ignorancia dela psicóloga, ya que cualquier profesional psiquiátrico competente sabe que las pesadillas varían mucho", dijo Recht. "No existe una presentación 'real' o 'estándar' de una pesadilla y, ciertamente, la vaguedad no descarta las pesadillas cuando se consideran los síntomas relacionados con el trauma".

Recht también notó cierto tono en la documentación de Fernbach que le preocupaba: de acuerdo con él, parecía que la psicóloga tenía prejuicios y se inclinaba en contra de Jerome.

En sus notas de una visita en marzo, escribió que "[Jerome] estaba encarcelado por un delito agravado".

Un delito agravado es un término legal de inmigración, el cual se refiere a ciertos delitos que el Congreso decidió que la mayoría de los medios debían impedirle a los inmigrantes, para que estos pudieran permanecer en Estados Unidos.

"Me pareció objetivamente irrelevante", dijo Recht respecto a esta parte de la nota de Fernbach. "No era relevante para las quejas que presentaba el paciente. No era relevante para su estado clínico actual. Junto con los demás errores y omisiones que vi, sugería que había prejuicios en contra de este paciente por parte de esta terapeuta".

Gustin, el portavoz de CoreCivic, dijo que sugerir que Fernbach estaba más preocupada por los casos de inmigración de sus pacientes que por las condiciones mentales era "falso" e "inflamatorio".

"Cuando los profesionales de la salud mental evalúan si un individuo tiene un trastorno mental, conductual o emocional diagnosticable, tienen la tarea de hacer una evaluación general del individuo y documentar sus hallazgos", dijo Gustin. "Para los desinformados, estas evaluaciones y su documentación relacionada pueden incluir elementos que podrían interpretarse como fuera del ámbito de su función".

Union-Tribune descubrió que Fernbach se refería frecuentemente a Jerome como "detenido" en lugar de "paciente" en sus notas clínicas.

"La primera vez en mi vida que pedí ayuda, no quisieron ayudarme, y las voces en mi cabeza me dijeron: 'Te dije que nadie te quiere y que nadie se preocupa por ti'", dijo Jerome.

Acabó en régimen de aislamiento y bajo vigilancia de suicidio.

Otros hombres compartieron historias similares en la denuncia, acerca de la forma en la que Fernbach hablaba con ellos.

Un hombre dijo en la denuncia que Fernbach lo interrogó con hostilidad cuando fue a verla por los recuerdos de un trauma que había sufrido.

Lo acusó de intentar acceder a un abogado usando su estado de salud mental. Debido a una demanda colectiva conocida como el caso Franco, las personas con problemas graves de salud mental son las únicas que reciben abogados designados por el gobierno en los tribunales de inmigración.

El hombre señaló que ya tenía un abogado y que solo quería ayuda con los síntomas que estaba experimentando.

Otro hombre le dijo a las organizaciones que elaboraron la denuncia que Fernbach fue grosera con él cuando acudió a ella por los síntomas del TEPT.

"Cuando le pregunté cómo podía tratar algunos de los intensos síntomas por trastorno de estrés postraumático que estaba experimentando, me dijo 'aguántate' y 'deja de quejarte', 'tienes suerte de estar aquí' y 'deberías aceptarlo'", según la denuncia.

Un patrón similar de maltrato se denunció en 2009, cuando Fernbach trabajaba como psicóloga de la Reserva del Ejército en Irak.

Criticó a la enfermera que la ayudaba por ser "demasiado amable" con los pacientes, declaró la enfermera en una corte marcial, identificada en las noticias como la capitana Blaine Ropson.

"Pensaba que yo tenía que ser un poco más estricta. Y creo que su comentario fue: 'Voy a mostrarte cómo deberíamos hacer esto'", dijo Ropson, de acuerdo con Los Angeles Times.

La corte marcial debía determinar la suerte de John Russell, quien en ese momento era sargento del Ejército, después de haber matado a cinco compañeros de servicio en una clínica de estrés de combate.

La defensa argumentó que un mal tratamiento de salud mental había hecho que la mente de Russell se deteriorara al punto de cometer los asesinatos.

Ropson testificó que Fernbach interrogó a Russell unos días antes de una manera "bastante hostil y agresiva".

"Me sentí muy incómodo", dijo Ropson, de acuerdo con Los Angeles Times.

Russell fue condenado a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional.

Varios clínicos le dijeron a Union-Tribune que creen que el comportamiento de Fernbach es parte de un problema sistémico mayor en las prisiones y centros de detención.

"También vemos esto en el sistema de justicia penal", dijo Sonya Gabrielian, psiquiatra y mentora de Médicos por los Derechos Humanos (PHR). "Hay una verdadera especie de falta de formación de las personas respecto a la interacción con personas que tienen trastornos psicóticos, así como los momentos adecuados para buscar una consulta para personas con enfermedades mentales graves".

Boctor, la abogada de Jerome, dijo que ha visto el maltrato sistémico de los detenidos a lo largo de su carrera. Para ella, Fernbach era un ejemplo extremo.

Boctor le planteó repetidamente al juez de inmigración de su caso su preocupación ante la atención a la salud mental que recibía Jerome, quien puso en marcha ciertas medidas de salvaguarda para ayudarle en el proceso judicial dado su estado.

El juez dijo que no era la primera vez que se planteaba la cuestión en el tribunal, dijo Boctor.

ICE decidió poner a Jerome en libertad bajo fianza, después de denegar repetidamente sus peticiones de salir como persona de alto riesgo por los graves efectos del virus COVID-19.

Fuera de la custodia, ha podido recibir la atención —y la medicación— que necesitaba. Está trabajando y puede visitar a su hija. Las voces se han calmado, dice, pero le preocupan las personas que siguen retenidas en Otay Mesa.

"¿Cuántas personas con problemas de salud mental en ese centro no están recibiendo el tratamiento adecuado?", dijo Jerome. "Pensé que un psicólogo es alguien a quien puedes acudir en busca de ayuda, con quien puedes hablar acerca de tus problemas. Lo que está haciendo no es ayudarnos: nos está destruyendo".

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